Son esos momentos donde uno solo piensa en disfrutarlo plenamente y posponer la felicidad eterna para otra circunstancia.
La conocí a Gigí, llegó desde México de la mano de Edmundo Miller. Tuvimos un acercamiento que ella no titubeó en difundir y sacar a la luz durante su show. Contó de nuestra aventura amorosa vivida en un cementerio, le mostró a mi esposa el anillo que yo le había regalado, casi me cuesta la separación matrimonial, tuve que dar mil explicaciones. Todo volvió a la calma, por suerte.
Acto seguido aparece Lola desde Colombia, de la mano de Patricia Molina. Pese al esfuerzo y por esa costumbre de no contener sentimientos, volví a pecar, vivimos un romance que finalizó abruptamente por la intervención desafortunada de un Papparazi, aquí están las fotografías que lo demuestran. Lola regresó a Colombia y no supe nada más sobre ella.
Pero otro alguien que es feliz destruyendo sentimientos, buscando escándalos, envió las fotos con Lola a Gigí, y pese a los esfuerzos para evitar que ésta las viera, finalmente ocurrió, explotó la bomba y Gigí envió este video que hoy me ha arrastrado al mal trago de la desilusión, ya agoté una caja completa de botellas, y así aún no puedo perderme de los pensamientos que me invaden.
Pero sí me voy a perder entre la naturaleza, digamos "los yuyos#, porque las botellas eran de leche chocolatada y siento que ...., ¡uh! después sigo, me vooooooooooyyyyyyyyyy,,,,,,,