Es tan importante en mi vida como mi vida misma. Forma parte de mi familia, es un hijo más, y muy querido. Le debo mucho, más de lo que se pueda suponer. Estuvo a mi lago en momentos álgidos de mi vida, me aconsejó, acompañó, me arrancó sonrisas, sí, más de una vez en un ensayo logra hacerme reir, tiene vida, ¿por qué no lo podría hacer?, si lo hace con los demás, conmigo también.
A mi lado lleva 23 años, los acaba de cumplir. La fecha es el 9 de abril, acompaña a otro ser querido de mi vida, también mi propia vida, mi hija Noelia Alicia, y los hijos de ella, mis nietos Lourdes y Dieguito lo han aceptado como tío, juegan con él, lo llaman por su nombre, es algo mágico, asombroso, maravilloso, emocionante, no hay palabras para definirlo.
Escribo y no coloco su nombre, ¿hace falta tal vez decir que estoy hablando de Pascualito?, ¿quién no lo conoce?, ¿quién puede negar que todos esos sentimientos no son ciertos?
Pascualito tiene admiradoras, novias, tiene una vida propia, amigos por todos lados. Es gracioso escuchar cuando alguien se comunica conmigo y me pregunta por él, o me pide hablar con él, es una figura, hasta los mismos periodistas en los reportajes por radio, sea en el estudio o por teléfono, siempre me piden hablar con él.
Y no sé si muchos tendrán claro que si pude conocer España, fue gracias a Pascualito, de no haber existido él, no hubiese sido posible, él, Pascualito, motivó esa hermosa aventura que a mi edad, no soy tan jóven ni tan viejo, pero que justo en el momento preciso, en la mejor edad tuve la satisfacción de conocer hermosos lugares, gracias a mi Pascualito.
Tal vez será porque lo he tomado en serio como un ser humano, porque de principio lo califiqué de Hijo, porque de veras siento latir mi corazón dentro suyo y el cardiólogo jamás me va a entender que la arritmia que me ha localizado, que ese corazón que según él está cansado, se debe a que tiene doble trabajo, uno dentro de mi cuerpo y otro que se transporta en el aire pero en forma contundente, al interior de un cuerpo que se supone no tiene vida, claro, como lo puedo convencer que sí la tiene. Él lo vio en el teatro, se maravilló, me felicitó como artista, pero ni él ni nadie podrá llegar a entender jamás lo que yo siento, no se puede transmitir, entonces me conformo y soy egoísta en sentir esa sensación exlusiva, maravillosa y universal de ser yo también un muñeco.
Feliz Cumpleaños Pascualito hijo mío, que Dios te bendiga y gracias por todo lo que me has dado.
¡Te amo !