lunes, 7 de febrero de 2011

UN SHOW DIFERENTE

Hace 22 años que soy ventrílocuo. He actuado en diversos e importantes escenarios, desde la reunión familiar, evento social o empresario, hasta teatro, crucero, comerciales para televisión, programas de televisión, infinidad de notas periodísticas en todos los medios, pero este último show fue diferente.
Hago esta salvedad sin menospreciar todo lo anterior o lo que pueda venir, y me refiero al tipo de evento, netamente cultural, y conjugando nuestro folklore con otro completamente diferente, el oriental, con toda su fascinación, misterio, belleza en formas y colores. Se unió lo mejor nuestro con lo mejor de ellos.
Fue un encuentro de seres humanos de lugares lejanos que han llegado a nuestra tierra con los mismos fines que lo hicieron nuestros abuelos, buscando un lugar nuevo para una nueva vida, y como rédito, hacer a la grandeza de nuestra Patria integrándose, demostrando que aceptan todo lo que les mostramos y compartimos y por esa razón también nos entregaron lo mejor de sí en este acto.
Fue un evento con momentos extraordinarios. La humildad del pueblo chino, con visitas de japoneses integrándose a la fiesta, compartiendo con argentinos el espectáculo donde recrearon nuestra música, especialmente el Tango con una habilidad digna de apreciar, muy buenos músicos pero por sobre todo muy buenos intérpretes, la música no consiste en escuchar solamente acordes armoniosos y bien ligados sino entender el mensaje que emana de ella. Y ya sea en la intepretación orquestal como en la danza porteña, lo hicieron con habilidad, afecto y respeto.
Todo el público que estuvo presente, en el Festejo del AÑO NUEVO CHINO, AÑO DEL CONEJO 4709 , tenía esa misma idea, más de 80.000 personas caminaron por las cuatro cuadras de radio de la feria de artesanía y comida china, todo para disfrutar, para sorprenderse, para compartir. No hubo escenas malas de ningún tipo, delitos habituales en estas circunstancias, confianza total, aplausos y más aplausos como aprobando algo que parecía necesario para sobrevivir y allí estaba, todo el mundo encontraba paz, respeto, armonía, buenas intenciones, y allí, humildemente, junto a mi esposa, hijo y muñecos, yo. De la mano del extraordinario locutor y animador Carlos Lin, su nombre LIN WEN CHANG, quien me enseñó a decir frases importantes para desplegar en el evento, mostramos que también el difícil arte de la ventriloquia podía tener aceptación, algo que quizás parecía fuera de lugar o de tema, el humor, estuvo allí. Debo confesar que tenía dudas, son culturas muy diferentes, dudaba si se me entendería, y pese a que la mayoría eran argentinos, no podía faltar al respeto de los dueños de casa, mi trabajo tenía que ser normal y parejo, para todos.
Gracias a Dios y a todos los que me apoyaron, mi propio equipo, mis amigos que se hicieron presente en el lugar, todos me dieron el ánimo para enfrentar al Dragón, y pienso que el arma utilizada dio resultado, fue el solo hecho de brindar mi corazón y mi humilde actuación, como siempre, con vocación y fuerza, con alegría y entusiasmo generador de propuestas, la de conquistar otros corazones, lo que al final pude lograr, y perdí el miedo.
Ver la multitud interminable, parados uno pegado al otro, uno solo se movía y empujaba suavemente al resto, nadie se molestaba, se ofendia o enojaba, todo el mundo participó, fue realmente una Fiesta, y en el video que acompaña esta nota, logrado con mucho sacrificio pues costaba mantenerse parado sin moverse, mi querida nuera Marina Monti, logró dejar grabadas las imágenes para verlas una y otra vez, hasta el próximo año, el año del Dragón en que ya nos comprometieron para volver a participar.
Gracias a los queridos amigos que estuvieron presentes, y también a los que no pudieron ir pero me enviaron sus mejores deseos y espero no haberlos defraudado, sé que no lo hice. Gracias a todos por estar.

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