He visto casos similares de personas que sin practicar determinada actividad, habilidad, profesión, sostienen una afinidad total con la misma, afición cautivante, dedicación, que a veces los propios protagonistas no infieren a su propio ser. No desean tal vez ocupar el lugar de la figura o de quien practica el arte de algo determinado, simplemente lo admiran, coleccionan, arman trayectorias, que tendrían que tener en cuenta los jurados porque estas personas poseen mucha transparencia en su actividad, si hallarse en las internas o intimidad de eso que los atrae, construyen conceptos y situaciones sólidas, reales, puras que no se pueden engañar o desvirtuar.
Es es el caso de esa dama oriunda de la provincia de Córdoba, su nombre es Patricia Analía GARCIAS, quien en forma natural, propia, interesante, importante, ingresa al mundo de los actores ventrílocuos, los conoce disfruta de sus aspectos externos e internos, conoce sus formas de pensar y sentir, les da mucha importancia la que tal vez en la misma comunidad no se logra entre pares.
Patricia es una gran persona, esa vocación evidencia sus puros sentimientos y honra una tradición familiar de relación con el arte y los artistas, especialmente ventrílocuos por eso decidí que deberían conocerla a ella también porque su actitud es una caricia, un reconocimiento y valorización de nuestro arte que merece ser nombrada y sobre todo protegida para poder disfrutar de sus conclusiones, comentarios y especialmente de su Amistad.
A continuación ella misma nos cuenta sobre su persona algo muy interesante y ameno.
Vivo en Jesús María desde 1983, orígenes materno, mi padre es de Azul fue siempre desde joven representante de Circos y Parque de Diversiones, recorrió América desde México a Ushuaia. Desde pequeña estuve relacionada con el espectáculo sin ser artista y mi inclinación por la ventriloquia viene de herencia de mi padre que en todos los parques y circo siempre incluía a un artista de este genero, admiró y aun lo hace al legendario Richard Smith, aquel argentino que encontró en El Garden Park en Quito en 1956 y lo incorporo a la trus de artista a quien representaba con quienes viajo por todo América.
La ventriloquia tiene la magia de juntar el mundo de las fantasías con la realidad y no hay mejores ni peores solo lo hay exitosos que dedican su vida a este arte que no tiene comparación con otros rubros. Que podamos separar a los que “usan” al muñeco, de los que lo viven para mi es un espectáculo fascinante. Colecciono todo lo referente a este arte y tengo una biblioteca sobre el tema bastante abultada en todos los idiomas.
Felicitaciones por los años del CIVEAR.
Gracias a usted Patricia en nuestro corazón es una colega más y muy importante.
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