Así se denomina la Superintendencia de la Policía Federal Argentina que entiende sobre este grave problema que mantiene enferma a la sociedad.Las Drogas no son peligrosas salvo cuando no se las utiliza para el fin con que fueron creadas, para curar, preservar la salud o para aplacar un sufrimiento. Sus efectos colaterales son los que pueden causar efectos nocivos, pero si fueron utilizadas como recurso médico también serán quienes la suministraron, los mismos que puedan contrarestar un efecto no deseado.
No es así lo mismo para quienes las utilzan en forma libre y para lograr efectos extraños, supuestamente agradables en su persona, pero que terminan siendo dolorosos, agonizantes, lo vuelven drogadependientes, capturan al ser enfermándolo hasta matarlo, y parece increíble que exista tanta ignorancia o falta de raciocinio entre aquellos que utilizan la droga en forma desmedida y no como medicamento, solo por una cuestión de no tener los pies fuera del plato. Claro, una fez que ingresaron a ese mundo, ya no tienen sus pies en ningún plato, los han introducido directamente en un féretro, que poco a poco los irá terminando de capturar para encerrarlos definitivamente, y lo peor, que será demasiado doloroso, para el mismo drogadicto, para los que lo rodean y sufren por él, y que no entienden este viaje sin regreso, aunque tampoco hicieron lo posible en su momento para evitarlo.
En ese sentido, la División Prevención Social de las Toxicomanías, como puede, contra viento y marea, contra la necedad e indiferencia de la gente y de los mismos funcionarios que están ocupados en otras cuestiones que no son la salud de su pueblo, siendo que éste es el que conforma el elemento vivo de la Patria y debería estar protegido, cuidado e instruído para preservarlo de cualquier mal, decía, esta División de la Superintendencia de Drogas Peligrosas, en forma permanente se infiltra en el ámbito social llevando mensajes a través de conferencias, cursos, para todas las edades y circunstancias, para que nadie pueda decir "no lo sabía", indicándoles el camino a seguir y no confundirlo con el que no corresponde.
En esta oportunidad se celebró el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, y por lo tanto, se reunieron algo más de 400 alumnos de diferentes escuelas de la Capital Federal, en el Sindicato de Repartidores de Diarios y Revistas, donde tras el lógico acto institucinal, seguidamente se desarrolló una conferencia inusual para los niños asistentes de edades de 6 a 9 años, donde el mensaje llegó por medio de la Asistente Social Emilia Moscatelli, una mujer madre de dos hermosos niños, con una gran capacidad intelectual y un ángel especial para comunicar no solo sus conocimientos sino los mandatos de su propia conciencia, acompañada por mi esposa Alicia, Pascualito y yo.
Realizamos una presentación mágica con trucos que maravillaron a la platea, jugamos un rato para sacarlos de la formalidad que había propuesto la primer parte del acto y entre gritos, risas y aplausos apareció Pascualito vistiendo guardapolvo escolar, llevando un pancho escondido en el bolsillo y juntos fuimos desgranando el mensaje que los chicos aceptaron en forma simpática y convencidos de la claridad de lo que pretendíamos hacerles ver, que la vida es hermosa en Libertad, manteniendo valores personales como la Solidaridad, Respeto, Responsabilidad, fomentando la Amistad y Cuidando la Salud para estar sanos y así poder servir a los demás.
Finalizó el acto con la presencia de la banda del Cuerpo Guardia de Infantería, cuyos integrantes enseñarona los chicos cuales eran sus instrumentos, como funcionaban y un poco de su historia, todo en forma muy simpática, además de interpretar un agradable repertorio musial, finalmente con los acordes de la Marcha de San Lorenzo cuya letra nadie conoce o recuerda, (esto es una patadita a lo que entiendo como una vergüenza, parece que lo único que sabemos cantar es Vamo Vamo Argentina, Vamo Vamo a Ganá, .., un asco ché!), decía, con esos acordes, el director hacía pasar algunos alumnos, les colocaba la gorra de policía y les entregaba la batuta para que dirigieran a los músicos.
Final con alfajores, caramelos, juguetes y globos, como antes, como debería ser siempre, como espero que algún día vuelva a ser.