Su nombre y apellido reales, Armando Chalbaud Carantoña,
nacionalidad venezolana, nombre seudónimo artístico Mandy y Lucas, su muñeco, realizado en Argentina por Cecile Charré y Tito Bleuville. Payaso, Mago, Ventrílocuo. Recibió consejos y enseñanzas de mi parte. Fue mi primer ahijado ventrílocuo y además internacional.
Nunca nos conocimos personalmente, pero en cada comunicación, en cada charla era como estar sentados uno frente al otro, su fuerza, talento, alegría, su cara sonriente se percibía solamente con la palabra, sus fotografías solo eran ilustrativas.
Nos enviábamos material a través de una amiga residente en Buenos Aires, ese fue el máximo contacto que tuvimos.
Falleció e hizo sentir su ausencia en miles de personas que lo conocieron y disfrutaron su arte.
En mí también, pese a la distancia y esa falta de contacto personal, dejó un inmenso espacio vacío, sus mensajes permanentes, comentarios, esa hermosa amistad quedó truncada por su viaje a las estrellas.
Pasó tiempo y en este año 2019 tuve el inmenso honor de conocer a su hermana Alejandra Chalbaud, cuya hija reside en Buenos Aires junto a su sobrina, hija de mi querido amigo Mandy.
Cuánta emoción, al conocerla, abrazarla, sentí a Mandy, tenía entre mis brazos a una Chalbaud.
Me honró visitando mi casa, charlamos hasta el cansancio, se creó un nuevo vínculo que deseo no tenga final y me contó una hermosa anécdota, la más bella que escuché en mi vida, algo sencillamente increíble, el funeral de Mandy, sí, un funeral, que enloqueció a los que participaron del mismo y que provoca una emoción donde las lágrimas se hacen incontenibles.
Me honró visitando mi casa, charlamos hasta el cansancio, se creó un nuevo vínculo que deseo no tenga final y me contó una hermosa anécdota, la más bella que escuché en mi vida, algo sencillamente increíble, el funeral de Mandy, sí, un funeral, que enloqueció a los que participaron del mismo y que provoca una emoción donde las lágrimas se hacen incontenibles.
Se lo contaré a mis amigos y seguidores para que la guarden en sus corazones.
Armando pertenecía a una familia de artistas, especialmente titiriteros, con talento innato, su madre una figura en Venezuela, luego de su fallecimiento le dio nombre a un importante teatro de títeres, el CARANTOÑA, vigente en estos días.
Mandy era un desarrollo constante de humor, alegría, esa característica era incontenible en su personalidad, amigo de todo el mundo, su adicción a ver felices a los demás no tenía límite, era mago, payaso, participaba de cuanto evento había, no le importaba el dinero, solo lo necesitaba, era un enamorado de la vida y del arte, del ser humano al que elogiaba con cada una de sus acciones.
Su compañero de ruta, el muñeco Lucas realmente tenia vida en sus manos, era increíble, inseparables.
Cuando Armando fallece, su familia decide colocar a su amigo Lucas junto a él en el féretro porque debía acompañarlo hasta el final, él lo hubiese deseado así. Pero además, al cadáver le agregaron la nariz roja de goma espuma que Mandy solo se quitaba para dormir, de esa forma se preparó para el responso del adiós.
Llegado el momento, el sacerdote amigo de la familia que debía concurrir para la ceremonia, no pudo hacerlo y envió otro colega, que frente a los deudos y amigos pronunció el mensaje final. Finalizado el mismo, voltea su imagen hacia el féretro abierto y al ver el cadáver con la nariz roja y el muñeco casi se desmaya, su rostro quedó desfigurado por la sorpresa y el no entender qué sucedía. El auditorio estalló en una carcajada y por supuesto en un aplauso, porque aún, con los ojos bañados en lágrimas, Mandy desde otro lugar del universo había protagonizado su último show y por supuesto siempre con el mismo éxito, un campeón en la vida y en la muerte. Te seguiré echando de menos querido Ahijado.
emocionante!!!!
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